martes, 29 de julio de 2014

La Locura Radioactiva de Francia

Luego de que Marie Curie descubriese el radio en 1898 y desarrollara sus teorías sobre la radioactividad, los franceses se volvieron completamente locos con aquel nuevo material. Capaz de brillar por cuenta propia, comenzó a ser utilizado en joyería, ropa, adornos e incluso juguetes para niños; las tiendas de cosméticos vendían cremas brillantes para la cara y los más acomodados pintaban sus habitaciones en pintura radioactiva para darle un toque más excéntrico. 

Una de las cosas de Madame Curie describió sobre la radioactividad era que podía destruir células cancerígenas, puesto que, al ser más débiles que las células saludables, se veían afectadas antes que aquellas. Pero el común de las personas se quedo en "destruye cáncer" y de ahí en adelante el radio pasó a ser el remedio por excelencia para todos los males, incluido en tónicos radioactivos para hacer crecer el pelo, pastas de dientes y pastillas para dormir; veterinarios de dudosa reputación recomendaban incluir polvo de radio en la comida para animales y así producir mejor carne y leche. 

El resultado de esto fue la llamada Locura Radioactiva de principios del siglo XX, que desató una oleada de muertes por exposición y cáncer en miles de franceses. 

Los efectos persisten hasta el día de hoy, al nivel de que el gobierno francés posee un departamento especialmente dedicado a neutralizar los sitios radioactivos repartidos por todo el país (solo en París se han detectado al menos 40 sitios de peligro significativo por radiación, principalmente casas antiguas donde se usaba decoración de radio).