lunes, 9 de diciembre de 2013

El Incendio de la Iglesia de la Compañía

El domingo recién pasado celebramos el Día de la Inmaculada Concepción. Durante la misma celebración del año 1863, se produjo un incendio en la Iglesia de la Compañía de Jesús de Santiago (que le otorgó el nombre a la calle Compañía, donde se encontraba instalada). Lleno el templo de adornos florales de papel, telas y cientos de cirios y candelabros, fue cosa de instantes para que las llamas se extendieran por todo el edificio, causando el pánico de los presentes, que se apresuraron a salir. 

De los mas de 3.000 fieles presentes en la misa, la mayoría eran mujeres, las que vestían, de acuerdo a la moda de aquel entonces, enormes faldones con armazones de metal (criolinas); al tratar de arrancar por la única puerta disponible, estas faldas se transformaron en una trampa, creando una barrera de faldones que bloqueó por completo la salida. Más de 2.000 personas (cerca del 2% de la población de Santiago) murieron durante el siniestro, siendo uno de los más graves incendios de la historia, y el con el mayor número de victimas como resultado de un incendio individual; la estatua que hoy se levanta en la entrada principal del Cementerio General fue creada en recuerdo de las mismas. 

Las complicaciones experimentadas al intentar apagarlo dejaron en evidencia la urgente necesidad de contar con un servicio de emergencia adecuado, lo que resultó en la organización del Cuerpo de Bomberos de Santiago. Hasta el día de hoy, el 8 de Diciembre es conmemorado por la institución. 

La iglesia tuvo que ser demolida y sus campanas fueron vendidas como chatarra. Sin embargo, el hermano del comprador notó el elaborado trabajo en metal y las terminó donando a la iglesia de Oystermouth, en Gales, Inglaterra. Fueron finalmente devueltas a Chile en 2010, como un regalo en celebración del Bicentenario, y hoy descansan frente al ex-Congreso Nacional, donde son tañidas todos los días a las 12:00.