jueves, 4 de julio de 2013

El Dueño de la Luna


En 1954, Don Jenaro Gajardo Vera, abogado y poeta oriundo de Talca, decidió registrar la Luna a su nombre. Calculando el momento en que el satélite pasaría por sobre su casa, procedió ante la notaría para dejar constancia de lo siguiente:

"JENARO GAJARDO VERA, abogado, poeta, es dueño desde antes del año 1857, uniendo su posesión a la de sus antecesores del astro, satélite único de la Tierra, de un diámetro de 3.475,99 kilómetros, denominado Luna, y cuyos deslindes por ser esferoidal son: Norte, Sur, oriente y poniente: espacio sideral. Fija su domicilio en calle 1 oriente 1270 y su estado civil es casado. Talca."

La metodología de indicar "Dueño desde antes de 1857" era un sistema utilizado antiguamente en Chile para ordenar los títulos de propiedad de terrenos sin dueño. Conforme a la ley chilena, la inscripción fue publicada en el Diario Oficial durante tres días, dando tiempo para que otro pretendiente al dominio satélite pudiese emitir sus reclamos. Pero como nadie lo hizo, la Luna fue inscrita formalmente como propiedad de Gajardo bajo el Conservador de Bienes Raíces de Talca.

Fiel a su fama como una de las instituciones recaudadoras mas eficientes del mundo, no pasó mucho tiempo antes de que dos inspectores del Servicio de Impuestos Internos aparecieran para regularizar la situación tributaria de la Luna. Durante el encuentro, Gajardo consideró que tenían toda la razón, pero que antes de poder pagar cosa alguna el SII tendría que tasar la propiedad. Posteriormente, se dice que su terreno lunar fue otorgada una excención tributaria perpetua.

Interesantemente, en 1969, previo al lanzamiento del Apollo 11, Gajardo recibió una carta de puño y letra de nada mas y nada menos que Richard Nixon, presidente de los Estados Unidos:

"Solicito en nombre del pueblo de los Estados Unidos autorización para el descenso de los astronautas Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que le pertenece."

A lo que Gajardo respondió con magnanimidad y aceptación.

Antes de su muerte, Gajardo testamentó lo siguiente:

"Dejo a mi pueblo la Luna, llena de amor por sus penas."

Lo que hace tan llamativa esta historia, ademas de lo insólito de la misma, es que es la única instancia en la historia en que el reclamo de propiedad lunar que ha sido formalmente aceptado por la ley de una nación. No solo eso, sino que ademas reconocido por el presidente de EEUU. Si bien la ONU publicó a fines de los 70's un acuerdo internacional que prohibía la posesión de territorios extraterrestres, este no incorporaba clausulas retroactivas, por lo que bien se podría decir que Don Jenaro fue realmente el dueño de la Luna, que gracias a su testamento hoy nos pertenece a todos los chilenos.