miércoles, 4 de junio de 2014

La Batalla de Karánsebes

La Batalla de Karánsebes (parte de la Guerra Austro-Turca), que ocurrió en lo que hoy es Rumania a fines del Siglo XVIII, fue uno de los más vergonzosos desastres militares en la historia. 

Los austriacos (cuyo ejercito se componía de múltiples nacionalidades) mandaron un conjunto de húsares rusos a investigar el ejercito turco-otomano, pero en cambio se toparon con gitanos que les vendieron varios barriles de aguardiente, quedando completamente borrachos. 

Como no volvían, el ejercito envió más soldados a investigar que, al ver la fiesta que tenían los húsares, les pidieron algo de aguardiente. Pero estos se negaron, comenzando una pelea. Tanto así, que los húsares fortificaron su posición con fosos y empalizadas (específicamente en torno a los barriles de alcohol. Era muy buen aguardiente). 

Como podía esperarse de una lucha entre conscriptos borrachos, eventualmente alguien abrió fuego, lo que hizo que algunos pensaran que venían los turcos. Un grupo de infantes lombardos comenzó a huir, gritando señales a los demás; el problema es que cerca de una docena de nacionalidades diferentes componía al ejercito austriaco, por lo que todo el mundo entendía cosas diferentes, provocando que algunos escaparan, otros se atrincheraran, otros atacaran a sus aliados, etc. 

La peor parte vino cuando los oficiales, que eran todos austriacos y por lo tanto hablaban alemán, ordenaron que se detuvieran ("Halt"), pero que los soldados -que no sabían alemán- lo entendieron como "Alá", pensando que los turcos estaban cargando contra ellos, por lo que abrieron fuego sobre su propia retaguardia. 

Desde lejos, el grueso del ejercito austriaco vio el desorden y llegó a la conclusión de que, evidentemente, tal despelote debía ser el enemigo, por lo que abrieron fuego de artillería. A su vez, el ruido de cañones despertó a los soldados austriacos que dormían quienes, creyéndose bajo ataque, escaparon en masa, carrera durante la cual comenzaron a disparar a todo lo que veían (pues pensaban que los turcos los tenían rodeados), masacrándose unos a otros. 

En total murieron más de 10.000 hombres (el propio Sacro Emperador Romano estuvo a punto de morir al ser botado de su caballo) sin que los Turcos tuvieran que levantar un solo dedo. De hecho, estaban a dos días de distancia.